Muñiz continúa

Muñiz continúa

CARLOS AYATS / VALENCIA

La decisión está tomada. Muñiz continúa. Al menos, hasta Vitoria. A dos días del duelo en Mendizorroza, traer a cualquiera supondría, muy probablemente, matar al teórico revulsivo a las primeras de cambio. Y el problema es que, además, ahora mismo, tampoco lo hay. No en vano, si hubiera que prescindir del asturiano para el duelo contra el Alavés, la solución sería Paco López, técnico del filial.

No hay mucho en el mercado, se oye en la planta noble del Ciutat. Anoche, tras el enésimo mazazo, las caras de la directiva eran un poema. El presidente, Quico Catalán, fumaba compulsivamente. Miguel Ángel Ruiz se refugiaba en su coche. Solo. Nadie hablaba con nadie. Apenas algún comentario con varios aficionados. Un intercambio de preocupación mutua, pero ningún atisbo de posible solución.

El consejo, esclavo de las palabras de Quico tras AnoetaMuñiz es el entrenador del consejo, seguro»), se encuentra hoy ante la misma tesitura que hace una semana. Si quiere prescindir del entrenador, debe hacerlo también del director deportivo, porque Tito se mantiene firme en su defensa del hombre que devolvió al Levante a Primera.

Respaldo implícito

Anoche, un Muñiz bastante entero pese a la derrota, reconoció haber mantenido «una conversación de 30 segundos» con el máximo responsable de la parcela deportiva nada más acabar el choque. El asturiano respondió con un «no hemos hablado de eso» a la pregunta de si le había garantizado su continuidad, si bien está claro que, explícitamente o no, el todavía técnico granota se sintió respaldado.

Desde el club, ahora, se intenta dar apariencia de normalidad. Son constantes los mensajes de pretendido positivismo de cara a Vitoria, buscando generar un ambiente de unión que permita aspirar a lograr ese triunfo balsámico que todos deseamos, pero que nunca llega. En cualquier caso, salvo nuevo giro de los acontecimientos, mañana por la tarde, en Manises, Muñiz subirá al avión destino Vitoria. Mendizorroza vivirá, pues, una nueva oportunidad de redención para un técnico que, números en mano, ha tenido más margen del que ningún entrenador del Levante tuvo jamás.