JAVIER ARGUDO / VALENCIA
El domingo se jugará en Mestalla el derbi valenciano entre el Valencia y el Levante. Los granotas nunca han conseguido vencer en feudo valencianista en partido oficial, sin embargo, no se puede decir que no hayan vencido jamás en el estadio del eterno rival.
Sucedió el 10 de octubre de 1995, día en que se celebraba la séptima, y curiosamente última, edición del Trofeo Ciudad de Valencia. Un galardón que empezaba a tener cierta tradición y que, normalmente, jugaban el Valencia y el Levante. En ediciones anteriores, se disputaba en verano y, alguna vez, contaba con uno o dos equipos invitados y un formato de triangular o cuadrangular.
En 1995, se decidió que se jugara un 10 de octubre, fecha cercana a la festividad del 9, día de la Comunidad Valenciana, con la intención de repetir en años posteriores. Como dato curioso, decir que el precio de las entradas osciló entre las 2.000 pesetas la más cara y 500 la más barata.
Aquel Valencia, con Luis Aragonés en el banquillo, era un equipo potente, que lucharía por ganar la Liga hasta el final, si bien finalmente sería el Atlético de Madrid de Radomir Antic y Milinko Pantic el que se llevaría el título. Aquel día, los valencianistas salieron con Bartual, Serer, Romero, Ferreira, Engonga, Piti, Eskurza, Poyatos, Melgarejo, Iñaki y Miguel. En el banquillo estaban Soria, Palop, Albelda, Villanueva y Ribera. El técnico madrileño reservó a estrellas como Zubizarreta, Mazinho, Mijatovic y Viola.
Por parte del Levante, que militaba en Segunda B con el único objetivo de lograr el ascenso a Segunda División, jugaron Rodri, Raúl, Fernández Cuesta, Sergio Ballesteros, Fael, Herrero, Recha, Camarasa, Guerrero, Julián y César. Con Feliciano, Ramón, Carré, Sierra e Íñigo como suplentes. Todos ellos, dirigidos por Carlos Simón.
El partido comenzó con un tempranero gol del Valencia, obra de Iñaki en el minuto 10. Todo hacía presagiar que el grande lograría una holgada victoria sobre el pequeño, como había ocurrido en ediciones anteriores, pero esta vez sería distinto. Guerrero lograba el empate antes de la media hora de juego y con 1-1 se llegaba al descanso.
La segunda parte del Levante fue brillante, y los granotas conquistarían el torneo con dos goles más. El corpulento Íñigo logró el 1-2, y Sierra, poco después, hacía el 1-3 definitivo. Cierto es que fue un partido amistoso, y también que el Valencia reservó a algunos de sus mejores jugadores, pero la derrota escoció en el seno valencianista, y el torneo dejó de celebrarse.
Desde entonces, el aficionado granota, ha podido disfrutar de 10 temporadas en Primera División, con victorias sobre el Valencia en el Templo, pero nunca se ha logrado conquistar la casa del vecino en partido oficial. Este domingo, sin duda, sería un gran momento para hacerlo.
Imagen: RTVV